Es un tratamiento de naturaleza psicológica, que a partir de
manifestaciones psíquicas o físicas de sufrimiento humano, promueve el logro de cambios o modificaciones del comportamiento, la
adaptación al entorno, la salud física y psíquica, la integración de la identidad psicológica y el bienestar bio-psico-social
de las personas
Video explicativo:
¿En qué consiste la psicoterapia de niños y adolescentes?
Video explicativo:
¿En qué consiste la psicoterapia de niños y adolescentes?
Existen muchos síntomas que pueden alertar acerca de
conflictos en el niño o adolescente, ante los que puede ser conveniente
consultar con un profesional:
- Problemas de conducta en casa o en el medio escolar, problemas de adaptación a las exigencias del entorno
- Timidez o deshinibición excesivas, hiperactividad o falta de actividad o de energía
- Tristeza y pensamientos depresivos, baja autoestima
- Miedos y angustias excesivos, ansiedad
- Baja tolerancia a la frustración
- Conductas agresivas, falta de control de impulsos
- Baja motivación o interés por las actividades propias de su edad
- Dificultades en los aprendizajes (problemas motrices, de lenguaje, escolares)
- Problemas de relación social, dificultades relacionales
- Trastornos del espectro autista, disarmonias del desarrollo
- Enuresis, encopresis, trastornos del sueño o de la alimentación
¿En que consiste la terapia con niños y adolescentes?
En la terapia psicodinámica no se trata de re-educar al niño, sino de dotarle de recursos con la ayuda del terapeuta y del entorno
familiar.
Se trata de promover cambios desde dentro, con el fin de que sean más duraderos, respetando y aceptando al niño tal como es. El objetivo es ayudar al niño en su estructuración psíquica,
en su desarrollo y crecimiento.
Con los niños de aproximadamente 2 años hasta los 12-13 años
la terapia se hace a través del juego y del dibujo. Esto les permite expresar sus conflictos y fantasias a
través de un medio privilegiado para ellos como es el juego, en un entorno lúdico y
agradable.
Con los adolescentes la terapia se asemeja más a la de los adultos siendo en su mayor parte
hablada.
La duración de la terapia es variable, y es muy difícil poder fijar su duración de antemano, dado que normalmente estamos tratando problemas complejos para los que no existen soluciones "mágicas" ni inmediatas, aunque si se deben ir apreciando cambios a lo largo del proceso terapéutico.
La duración de la terapia es variable, y es muy difícil poder fijar su duración de antemano, dado que normalmente estamos tratando problemas complejos para los que no existen soluciones "mágicas" ni inmediatas, aunque si se deben ir apreciando cambios a lo largo del proceso terapéutico.
En la terapia tanto el niño como el adolescente aprenden a conocerse a si mismos, a
entender lo que les pasa. Al elaborar sus conflictos a través del juego y la
fantasía se alivia el sufrimiento, y al mismo tiempo aprenden
nuevas formas de afrontar sus dificultades a través de la relación terapéutica, que les permite ensayar formas distintas de afrontar y de solucionar dichos conflictos.
Todo ello en un ambiente protegido y adecuado a su edad y
etapa evolutiva, lo cual repercute positivamente en su autoconfianza y en su
autoestima.
Otros beneficios que puede aportar la terapia (siempre
dependiendo del punto de partida individual y del cumplimiento del
tratamiento propuesto):
- mayor
capacidad para tolerar la frustración, aceptación de la realidad
- incrementar
la capacidad de mentalizar, de pensar las cosas
- instauración
de normas y prohibiciones, de la represión necesaria para la vida en
sociedad
- mayor
flexibilidad, y capacidad de adaptación
- reconocimiento
y diferenciación de emociones y estados anímicos
- incremento
de la creatividad
- mejorar la
capacidad de expresión
- mejora de las habilidades sociales y comunicativas
- permite
descargar y aliviar tensiones y miedos
¿Es posible la prevención?
La
prevención es posible y deseable, aunque son pocos los padres que
consultan ante los primeros síntomas. Por lo general se acude al
psicólogo cuando los síntomas llevan tiempo produciéndose, y los
conflictos están en un estado muy avanzado, cuando el entorno y el
propio niño se encuentran desbordados por ellos, y las dificultades
ya muy asentadas. Eso contribuye a que el tiempo necesario para el
tratamiento sea mayor.
Una
detección y tratamiento precoz pueden ser predictores muy positivos
respecto a la evolución de los síntomas y al futuro desarrollo sano
del niño. Los niños pequeños (de 2 – 6 años), por lo general
responden muy bien a la terapia, pudiéndose así evitar, o al menos
reducir, una parte importante del sufrimiento que se da en muchas
familias y en los propios niños, bien al comenzar las primeras
dificultades en el contexto escolar, o al entrar en la adolescencia.